21.2.09

El dolor / Pepe Pereza

El dolor del que hablo no se parece en nada al dolor físico, no es un dolor que se pueda soportar con dignidad. El dolor del que hablo no lo cura el tiempo, es una herida abierta para siempre. Ese dolor es capaz de cambiar a las personas, las hace peores. Ese maldito dolor acaba con lo íntimo, produce vergüenza, envejece y acarrea la certeza de una muerte inevitable, de que un pedazo de alma te ha sido arrancado de cuajo y para siempre...

Dejó de teclear porque las lágrimas le impedían distinguir sus palabras en la pantalla. Intentó con todas sus fuerzas guardar la compostura, pero le fue imposible, así que siguió llorando un rato más. Cuando por fin pudo calmarse, se limpió los ojos con las manos y se concentró de nuevo en el teclado.

...Ese dolor despierta los celos y la desconfianza, envenena la pasión y el deseo. Ese dolor siempre trae más dolor, más vergüenza. Es el único dolor que no soporto, el único que temo...

Otra vez sus ojos se llenaron de lágrimas. Necesitaba un porro así que se puso manos a la obra, aunque no fue una tarea fácil debido a lo acelerado de su pulso. El humo dulzón le produjo una sensación de sosiego, un breve instante de paz. Leyó lo escrito y de nuevo lo sintió, punzante y degradante como una violación, un sabor amargo de traición, un negro preludio que le anunciaba que el dolor había vuelto. Tecleó con rabia, intentando expresar sentimientos imposibles de plasmar en palabras. El pobre insensato pensaba que desnudando su alma en el ordenador recibiría algún consuelo a cambio.

... Ese dolor lo produce la infidelidad del ser amado, y cuando digo amado lo digo con todas sus consecuencias, con la experiencia que me da el haber querido por encima de todo, incluso por encima del orgullo y la rabia, aprendiendo a esconder todo este dolor en el estómago, a sabiendas de que el perdón es la única salida, siendo consciente de que con esta decisión volveré a pasar una y otra vez por lo mismo, que me veré obligado a perdonar cuantas veces haga falta. Porque el dolor que ahora padezco, intuyo que no será nada, comparado con el que sentiré al perderla...

De pronto oyó unas llaves en la cerradura, secó sus lágrimas apresuradamente y desenchufó el ordenador a toda prisa. Al momento ella entró por la puerta del estudio. Él sintió miedo, no quería que supiera que había estado llorando. Ella se acercó a él y le dio un beso en la mejilla, él olió el sudor del otro. Hacía varias semanas que había aprendido a reconocer ese olor a sudor. Ese olor era la esencia de la traición y el causante de todo su dolor, un dolor que tenía muchos más matices que los que había intentado describir en su relato, ese dolor era más brutal, mucho más mortal. Aun así, tragó saliva y trató de disimular...
- ¿ De dónde vienes? - De por ahí...
- ¿ Con quién?
-
Con unas amigas.
Mentía y él lo sabía.

-¿Has cenado? -preguntó él.
-No.
-¿Quieres unos filetes de lomo con nata?
-Vale.
-Te quiero.
-Y yo a ti.

Mentía y él lo sabía, pero la quería con toda su alma y no estaba dispuesto a rendirse, por eso se dirigió a la cocina mientras en el salón ella encendía el televisor.


(Del libro inédito Amores breves de Pepe Pereza)
un clik para otro de Amores breves


6 comentarios:

  1. Pobre. "Se me pone la gallina en piel", que decía un entrenador del BarÇa, holandés por más señas.

    Y el caso es que cuántos hechos reales habrá como ése.

    (Escalofríos)

    La ficción se nota que está magníficamente escrita, cuando vemos el texto como algo real.

    Es lo que tiene este relato tuyo.

    Un beso, amiga.
    Codorníu

    (Ah, y gracias por la página de Paco. No la conocía)

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  2. Querido Pepe: aquí otro Pepe querido,Pepe Pereza,
    que no soy yo, yo soy MaríaJesús, y de si es ficción o realidad nada digo..., cada cual leerá y entenderá,
    pero de verdad que no soy yo,él vive en Logroño y yo aquí: xunto a la mar.
    gracias por el comentario que le dejas, pero tenía que aclarar esto.
    Y de nada por Paco, pensé que te gustaría.
    Un beso.

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  3. Alfaro,
    Te iba a preguntar por Pereza porque no entendía si era una persona física o un seudónimo tuyo.He leído tu anterior comentario y me quedó claro.


    El primer tramo en cursiva me hizo pensar en uno de los mayores dolores posibles, el que nos une con el cordón umbilical de nuestras placentas,los hijos, y no querría yo pasar por esos caminos de desesperanza.

    Siendo un amor, ya podemos hablar de celos, obsesiones y una de las cosas que a mi entender hacen mucho daño la dependencia afectiva hasta el extremo de perder el norte....entonces, me cuestiono si existe alguien tan,tan necesario que nos aliene hasta enfermar.....
    El recorrido de las dependencias y los amores son tan sutiles y arrojadizos.
    Un besote.
    Inuits

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  4. Uf! Alfaro, que nos pasa a Pepe y a mí, que nos ha dado por infidelidades varias...

    Muy bien narrada la suya, y el personaje tiene un par de... porque no sé si yo podría aguantar la compostura...

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  5. Bellisimo texto, amiga Pereza, o amiga de la Pereza, que mismo da al fin.

    Un abrazo, Alfaro

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  6. Leí algunos más de Pepe Pereza y me gustó la rotundidad de sus palabras, esa forma de masticar el dolor y tragarlo. Hay veces que los sentimientos nos superan haciendo un daño muy difícil de apaciguar con el tiempo. No se sabe qué es peor en esta vida, si sentir o tirar palante sólo con la fuerza de la razón.

    Un besote, Alfaro, ayer anduve por aquí pero no me dejaba poner nada, tengo el ordenador gastado.

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