XVII
Son brasas las sombras.
La estepa del paso y el vicio del instante
se recrudecen estos últimos días.
Antes de todo fue amor y sentido,
pero el atardecer tira el sol y los sueños
hacia un canto sin forma
que los amantes conocen antes de conocerse.
No existe tarjeta de residencia en el amor.
La fricción de los cuerpos deja paso
a la fricción de las palabras,
como brasas deportando el último calor del fuego.
Ver que la sombra solo arrastra, del cuerpo,
una pizca de exilio
aún ardiente.
Son brasas las sombras de lo que no existe.
Esteban Fernández
"El cuaderno de las migraciones",
Heracles y nosotros n.º 12
Gijón 2014
"Son brasas las sombras de lo que no existe." ufff...cuánta belleza!!
ResponderEliminarEs un poema con una forma y un lenguaje que me gusta muchísimo.
Me ha encantado!!!
Saludos!!
Sandra Sánchez.