Allá donde nace el río estará el principio de todo. También el de las piedras, y el de la luz, y el de la atmósfera que nos envuelve. Y su murmullo es el idioma que domina el movimiento.
Zen y Za
Verano. Ella me protege. Es por las venas de sus manos. Es por la ausencia de letras venas en mí. El río. Vacas siempre bebiendo en el recodo del río. Miro sus grandes ojos, cuando me miran, y sus manchas negras. Culebras. Libélulas azules volando cerca del agua. El lagarto verde sobre la piedra al sol. Sobre la piedra los huevos pequeñitos al sol. Arañas sobre el agua de la fuente. No quiero agua. Desde aquí, sin sed. Fuente de arañas. La mano-letra venosa desaparece. Desaparece un invierno. Cristales sobre el agua de los charcos. Cristales para la niña cogida todavía a la mano-letra venosa. Crece con ella. Salta. Crece en ella. Desaparece. Salta sobre el cristal de los charcos. Desaparece. Cristales rotos sobre el agua. Crece con ella. Con su ausencia, que es ella.
Verano agua. El mismo verano todos los veranos. Todos los veranos el mismo lagarto verde al sol sobre la misma piedra. Al sol. Las mismas libélulas azules sobre el agua. Ya no hay fuente. Recupero la sed. Soy agua para él, que bebe de mis labios.
El mismo verano que se repite todos los veranos. En el agua, sobre el verano nace el otoño. Cuerpo otoño. Cuerpo otoño de manos-letras venosas. Medular. En los guijarros. Para ser. Médula de sus manos.
Zen y Za
Verano. Ella me protege. Es por las venas de sus manos. Es por la ausencia de letras venas en mí. El río. Vacas siempre bebiendo en el recodo del río. Miro sus grandes ojos, cuando me miran, y sus manchas negras. Culebras. Libélulas azules volando cerca del agua. El lagarto verde sobre la piedra al sol. Sobre la piedra los huevos pequeñitos al sol. Arañas sobre el agua de la fuente. No quiero agua. Desde aquí, sin sed. Fuente de arañas. La mano-letra venosa desaparece. Desaparece un invierno. Cristales sobre el agua de los charcos. Cristales para la niña cogida todavía a la mano-letra venosa. Crece con ella. Salta. Crece en ella. Desaparece. Salta sobre el cristal de los charcos. Desaparece. Cristales rotos sobre el agua. Crece con ella. Con su ausencia, que es ella.
Verano agua. El mismo verano todos los veranos. Todos los veranos el mismo lagarto verde al sol sobre la misma piedra. Al sol. Las mismas libélulas azules sobre el agua. Ya no hay fuente. Recupero la sed. Soy agua para él, que bebe de mis labios.
El mismo verano que se repite todos los veranos. En el agua, sobre el verano nace el otoño. Cuerpo otoño. Cuerpo otoño de manos-letras venosas. Medular. En los guijarros. Para ser. Médula de sus manos.
Este texto, así como el anterior, desprende cierta magia terrestre.
ResponderEliminarUn verdadero placer, leerte.
Un abrazo.
Gio.
Muchas gracias, Giovanni, me identifico en este caso con tu comentario.
ResponderEliminareres muy amable.
Un abrazo.
Bonito. Me ha gustado mucho. Se está terminando el otoño-fragua. Cuánto juego da, ¿verdad?
ResponderEliminarSupongo que estará lloviendo sobre esa tierra tuya. Por aquí hace un frío espantoso. Áspera meseta.
Un beso.
Codorníu,
ResponderEliminarluego vendra el invierno, de interiores,
llueve a ratos, pero justo cuando salgo, sin paraguas, con pasos largos y decididos la lluvia de chaparrón me ha regresado a casa, como si ya fuera tiempo de interiores,pero aún he pisado hojas de otoño, no he sentido nada de frío.
Un beso.