No puedes dialogar con mi silencio aunque escribas sobre él y la tinta haga surcos como la cuchilla de un patín sobre la pista de hielo. Tampoco podrás describir todas las miserias humanas si no empiezas por las tuyas. Mis garabatos de hoy empezaron por no ser míos. Tendría que recoger la risa y dejarla aquí entre algunas hojas de elogio y las palabras de los tesoros infantiles. Nunca se me había ocurrido pensar en los tesoros ocultos de algún torreón, porque mi infancia tiene alguna torre pero ruinas de torreones, no. Y mi amigo me ha regalado la risa de su caballo, y la decepción de los tesoros infantiles. Si pudiera hacer que la carcajada estallara sobre esta pantalla cuando vi el caballo atado delante de la escuela. No sabías entonces que tenías el mayor tesoro, el de las palabras.
¿y qué hará ahora el pirata de mis sueños? Estoy por quitarle el parche, aún no sé si lleva pata de palo pero seguro que luce un garfio en su mano. Al menos no nos pirateará el caballo.
Escrito después de leer Los tesoros del torreón de Pepe Pereza.
¿y qué hará ahora el pirata de mis sueños? Estoy por quitarle el parche, aún no sé si lleva pata de palo pero seguro que luce un garfio en su mano. Al menos no nos pirateará el caballo.
Escrito después de leer Los tesoros del torreón de Pepe Pereza.
Prefiero esos piratas de palo de aquella epoca de tesoros infantiles, A ÉSTOS PIRATAS QUE AUN VIENDOLES LAS CARAS no se averguenzas de la barbarie que cometen...
ResponderEliminarTe lleno de luz amiga!!!
Precioso, sin más.
ResponderEliminarSol y Malavada bruja del Norte,
ResponderEliminargracias a las dos.
Ese tesoro, el tuyo, que no dejas de compartir con nosotros no podrá perderse en ningún torreón perdido, está en el mejor faro.
ResponderEliminarBesos.
Vaya, valga la redundancia...
ResponderEliminarCómo se nota la falta de práctica.
:)
Muchos besos Alfaro (y perdona)
gloria,
ResponderEliminargracias por tus comentarios, el redundante, también...
eres muy amable,
un beso.
Si mis cuentos te inspiran de esta forma tendré que enviarte más.
ResponderEliminarMuy bonito lo que escribes, amiga.
Un besazo inmensamente inmenso
Hola, Alfaro.
ResponderEliminarPor lo que dices y cómo lo dices, habrá que leer ese cuento. ¿Dónde puedo encontrarlo? ¿en el blog del señor Cereza?
¿Le llegaste a quitar el parche al pirata de tus sueños?
Un saludo, Alfaro.
pepe,
ResponderEliminarcómo ando hoy..., de estos despistes míos..., acabo de darme cuenta ahora mismo...., y me río, estoy riéndome, por dios...,
Un abrazo.
Antonio,
Pepe Pereza no tiene blog, este cuento aún no está publicado, pero algún día lo estará y podrás leerlo.
No, yo no le quito nada a nadie,ni al pirata de mis sueños, que en realidad no es mío...
un abrazo.
Aun no conociendo el texto que lo ha inspirado, me ha encantado el tuyo, lleno de alusiones. De verdad has conseguido envolvernos en la atmósfera de los soñados tesoros intantiles.
ResponderEliminarUn beso.
"¿y qué hará ahora el pirata de mis sueños?"
ResponderEliminarEl pirata de tus sueños, se hará a a la mar, y te mirará desde la cubierta de su barco.
Saludos!
Precisoso.
ResponderEliminarMuchos besos
(madeja de palabras)
Bel,
ResponderEliminarlos niños buscan tesoros o tienen monstruos o alguna cosa extraordinaria...,
un beso
La sonrisa de Hiperión
no sé, no se´...,
un abrazo.
lola,
gracias, un abrazo.
No sé que añadir. Inspirado en esa otra lectura o no, solo sé que este texto es realmente bueno, Alfaro. Besos.
ResponderEliminarDaniel Damián,
ResponderEliminareres muy amable,gracias.
"No sabías entonces que tenías el mayor tesoro, el de las palabras."
ResponderEliminarDicho de esta forma es como la conciencia que certifica el don y la gracia de la palabra.
También, me ha hecho pensar al caballo de Troya y dentro de su barriga, infinidad de palabras saliendo, brillantes, como los tesoros cuando se abrían y se desparramaban.
Muchas gracias por tu último comentario, me da confianza.
Inuits