De la casa que está tan cerca del río, y que lleva años abandonada, sólo recuerdo el esqueleto del gato en un rincón del hórreo. Tú cuentas los huesos, te inventas sus nombres. Ella piensa en las arañas que comenzarán a caer sobre los hombros. El recuerdo lo cambia todo, los nombres de las culebras, los nombres de las flores y hasta el tiempo de las manzanas, y también el lugar exacto donde estaban las fuentes y el río, ahora encauzado y cubierto. Nuestra infancia es el recuerdo de un río que ya no existe. Salgo a la quintana, en ella te espero todas las tardes, lejos de las voces, y tú silbas, jugamos con los colores, cogemos insectos, recogemos frasquitos para meter los insectos, los vemos morir, y la muerte llega un día de fiesta, debajo de los cables de la luz. Y no quise volver.
"Nuestra infancia es el recuerdo de un río que ya no existe."
ResponderEliminarEsa sola frase vale doscientas páginas, Alfaro, qué poder de sugerencia en tan pocas palabras.
Ufff.
Todo el texto, en general. No sé si porque enlaza con cosas mías también, o por ese final angustioso. O simplemente por lo de la infancia y el río.
Es un texto memorable.
brujaroja,
ResponderEliminar¿en qué infancia no hay un río, un árbol o algo que ya ha desaparecido...?
aparte de que la infancia es un río que ya ha desaparecido..., en mi infancia hay un recodo del río en el pueblo al que no volví durante muchos años y al regresar resulta que lo han encauzado y cubierto y no existe y ni una fotografía tengo del recodo del río, de la fuente, sí, pero del río, no...
Besos.
Recuerdo que hace unos años regresé a uno de los paisajes de mi infancia. Yo recordaba el lago, ¡y las vacas! Nada de eso ya quedaba. El lago era ya sólo una charca y las vacas, ausentes, imagino que andarían de mudanza. Todo cambia, supongo, para bien o para mal. Incluso a veces creo que hasta el propio recuerdo cambia, o se distorsiona con el tiempo,¡o se reinventa! Por cierto, yo tampoco quise volver.
ResponderEliminarDulces besitos,
(*
ResponderEliminarlas vacas de mudanza..., bonita imagen...,
bueno esto era un riachuelo...pero aveces inundaba los caminos...
claro que los ojos, la mirada ya ha cambiado...pero si desaparece el paisaje...
besos.
Horacio dijo: "Al final de la rosa, sólo nos queda el nombre".
ResponderEliminarCuánta emoción hay en ese texto que has escrito. Esa quintana de la que hablas... ¿es la de Santiago?
ResponderEliminarSería demasiado bonito.
Un beso,
Pepe
Amiga, como soy un nostalgico hace unas semanas, en Valladolid, estuve paseando por el barrio donde me crie y tirando fotos -como un tonto- al edificio que sustituye ahora a aquel en el que yo naci.
ResponderEliminarY claro, llego aqui y leo esto y digo, vaya, creo que esta amiga y yo compartimos bastantes cosas...
Por si habia alguna duda, vamos, que creo que no la habia.
Asi que ahora, ya en Andalucia, cuando paseando entre naranjos me encuentre el esqueleto de algun gato silvestre no podre sino acordarme de lo que escribistes...
Un abrazo nostalgico, amiga
Buenísimo Alfaro, buenísimo.
ResponderEliminarHas revivido los veranos de mi adolescencia y mi niñez, esos lugares comunes de nuestros antepasados.
No sé de donde sacas el ritmo. Poesía en veinte líneas, y llena de vida, como a mi me gusta.
Un abrazo
Alfaro,
ResponderEliminarHoy, tu texto me ha recordado una canción,quizás, algo nostálgica.
Los recuerdos suelen
contarte mentiras.
Se amoldan al viento,
amañan la historia;
por aquí se encogen,
por allá se estiran,
se tiñen de gloria,
se bañan en lodo,
se endulzan, se amargan
a nuestro acomodo,
según nos convenga;
porque antes que nada
y a pesar de todo
hay que sobrevivir.
Recuerdos que volaron lejos
o que los armarios encierran;
cuando está por cambiar el tiempo,
como las heridas de guerra,
vuelven a dolernos de nuevo.
Los recuerdos tienen
un perfume frágil
que les acompaña
por toda la vida
y tatuado a fuego
llevan en la frente
un día cualquiera,
un nombre corriente
con el que caminan
con paso doliente,
arriba y abajo,
húmedas aceras
canturreando siempre
la misma canción.
Y por más que tiempos felices
saquen a pasear de la mano,
los recuerdos suelen ser tristes
hijos, como son, del pasado,
de aquello que fue y ya no existe.
Pero los recuerdos
desnudos de adornos,
limpios de nostalgias,
cuando solo queda
la memoria pura,
el olor sin rostro,
el color sin nombre,
sin encarnadura,
son el esqueleto
sobre el que construimos
todo lo que somos,
aquello que fuimos
y lo que quisimos
y no pudo ser.
Después, inflexible, el olvido
irá carcomiendo la historia;
y aquellos que nos han querido
restaurarán nuestra memoria
a su gusto y a su medida
con recuerdos
de sus vidas.
J.M Serrat
Tendremos que hablar con esa muerte que llega en los días de fiesta.¿Sabes?, como castigo le quitamos la guadaña.
Inuits
Malvada Bruja del Norte,
ResponderEliminar...y si te nombran la rosa surge el recuerdo de todo lo demás...
¿lo habrá dicho alguien?, pues lo digo yo.
Besos.
Codorníu,
en Asturias "la quintana" es el espacio que hay delante de la casa, normalmente hay, o había, una portilla por la que entrabas a la casería,y quintana es justo lo que está delante de la puerta de entrada a la casa...
y coincidencias de mis dos pueblos, uno se llama Manazaneda y el otro Santiago, pero es en Asturias. Manzaneda es el pasado y Santiago el pasado y el presente.
besos.
antiqva,
lo mejor para volver al paisaje de la infancia es ir acorazado para la nostalgia,
..te sitúas sobre el prado o sobre la calle e intentas imaginarte el escenario..., y con tanto cambio resulta a veces difícil
y luego de pequeños todo era mucho más grande que es ahora..., es curioso...
besos.
los perros de la lluvia,
gracias por los elogios, puedes seguir que nunca me pongo colorada...jajaja...
un beso
inuit!
gracias por la letra de la canción,
... pero si se la quitas que sea para siempre..., pues de lo contrario su regreso sería mucho más terrible
besos.
Me hubiera gustado que en mi infancia hubiera un río... por todo lo que conlleva y por estar más cerca hoy de tu escrito. Aún así... he disfrutado imaginando a ese niño inventando los nombres de los huesos del gato. He visualizado todo con tanta claridad...
ResponderEliminarMejor no volver, el río de la infancia ya no existe. Y el recuerdo lo habrá cambiado todo... y es mucho mejor en tu imaginación. Mejor no volver.
Un abrazo, Alfaro.
fusa,
ResponderEliminarno tendrás río pero tendrás un portal o un parque donde seguro jugabas con algún niño...,
yo tengo soportales y el recuerdo de algún otro niño, y niñas...