12.1.19

Laberintos en el suplemento Cuadernos del Sur

La que conjura el fuego

José Antonio Sáez 
12/01/2019

 ‘Laberintos’. Autora: MJ Romero. Editorial: Eolas Ediciones. León, 2018. 

La escritora María Jesús Romero Nicieza, nacida en Avilés (Asturias) en 1955, ha publicado hasta la fecha los siguientes libros: Outsider (o todos mis tutús en vos), de 2013, Chica Chispa (2015) y De Ciudad Blonde (2017), así como este último, Laberintos (2018). Su obra se halla representada en antologías como Asturcones. Treinta y un poetas de Asturias (2012) y Lluvia de palabras. Antología de poetas avilesinos (2014). Dentro de su quehacer filológico preparó, con su esposo el poeta Luis Miguel Rabanal, la antología bilingüe de Miquel Martí i Pol, Lo dejo todo (2001). 

A manera de poética, en la contraportada del libro Laberintos, confiesa lo siguiente: «Hay en nosotros un niño que huye. Lo atrapamos cuando escribimos y vuelve a escaparse. Mi escritura es la huida y el reencuentro. En definitiva, la ausencia. La ausencia en un prisma. Un prisma hueco descrito en su oquedad desde sus distintos vértices y aristas». MJ Romero se desenvuelve con fluidez entre los laberintos urbanos y los de la memoria, con imágenes que forman parte de su ideario, de gran audacia expresiva, con elegancia y delicadeza femenina, lo que no resta un ápice a la sobriedad de elementos, ni a la gravedad de la reflexión que anima con hondura sus textos. 

Es la suya una prosa poética intimista que nos habla con un tono cuasi confidencial, a veces semejante al pudor, con guiños a otros idiomas, como es el caso del inglés o el italiano (MJ estudió Filología Hispánica en Oviedo), con insólitas aposiciones que el lector avispado advertirá con cierta regularidad en su libro: lugares historia, sombras historia, espacios parapente, melodía limón, amarillo limón, mundo universo... 

Se trata de una escritura fragmentaria, muy del tiempo en que vivimos, donde el mundo imaginado cobra relevancia en el laberinto urbano y/o mental en que los sueños rotos huyen a menudo de una realidad abrazada a una muñeca; esto es, al desencanto y a la decepción del mundo que nos rodea. Citas del poeta de Riello, Luis Miguel Rabanal, del argentino Juan Gelman o de la compatriota de éste, Olga Orozco, dan entrada a las diversas partes que configuran la estructura de este libro singular que es Laberintos y que son, a saber: un texto introductorio, «Pastiches de ciudad», «Response», «Espacios parapente» y «Laberintos», que da título al volumen y que integra el mayor número de textos. 

La escritura de MJ Romero conjura al laberinto urbano y al propio laberinto existencial en que se debate la vida humana, conjura al dolor y al cansancio; así como al mismo laberinto mental capaz de hacernos infranqueables contra la adversidad, de fortalecernos en medio de nuestro propio desvalimiento y frente al coraje que supone sobrevivir. «¿Ves? Ella lo dijo, me haré la muerta para soñar. Y soñó que se hacía la muerta. Se hizo la muerta. Los niños lo vimos» («Decimoctavo laberinto», p. 80). Al fin y al cabo, no somos sino rehenes de esos laberintos múltiples que son testigos del devenir existencial en que nos debatimos a diario.

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