INMACULADA
Había empezado a salir con una chica rubia, blanca de color y un tanto atrevida. Tenía mucho genio.
Estábamos en el estudio de la Parte Vieja y le quise meter mano. Entonces me dijo: "¡No me toques, que te quemo con el cigarro!". No le hice caso. Ella, con el cigarro encendido, sonrió pausadamente y lo aplastó, aún más pausadamente, en mi mano izquierda, entre el pulgar y el índice. El quemao lo aguanté sin decir ni mu, ni quitar la mano. Era un quemón bastante grande. Y al decirle luego "¡mira lo que has hecho!", me contestó enfadada: "¡Ya te había avisado!".
Todavía hoy tengo la cicatriz.
"Era una cabrona". Eso me lo dice Maru, riendo.
Sherezades
Amable Arias
Bassarai Ediciones
Zaragoza 2005
Era una cabrona
ResponderEliminaro eras tú mú tonto
y salido
En cualquier caso,
te guste o no,
quizá no fuera el método
pero tenia motivo
de sobra
y eso era
lo que se llama ahora
una moderna cobra
Aprende, Don Juan
Lo que se quiere,
no se agrede
y lo comido,
por lo servido
Aprende a jugar con los tempos
o los tempos jugarán contigo
Estos es ir a esquilar
y salir trasquilado
jajaja
sin rencor
ResponderEliminar... y también tu amigo
y lo comido,
por lo servido
Aprende a jugar con los tempos
o los tempos jugarán contigo
Estos es lo que se llama:
Trasquilados
por espabilados
Eso me recuerda
a una anécdota de Quevedo
cuando era estudiante
en Salamanca
y se quejaba con un amigo
de su 'mala muerte"
con una doncella
de tal suerte
que el amigo
le dio un consejo
reconocido:
"... y fúesete peor,
si no cambias,
pues no cambia de suerte
quien cambia de lugar
y no de vida y costumbres"
Estos desaires
son clásicos
así que pasen los siglos
(era el siglo XVII)
No se si es un pasaje de un libro
o la vida real
en cualquier caso
como decía Dalí:
“lo ultralocal
es
ultrauniversal”
jajaja