16.4.17

TOMÁS SÁNCHEZ SANTIAGO

Esmero a perderse

Tardé tiempo en saber que el escritor es pariente de tres figuras asemejadas por su relación con la expulsión. Esas tres figuras son el monje, el ladrón y el mendigo. De cada uno de ellos, el escritor toma algo que le hace falta. Del monje, el retiro radical; del ladrón, la audacia; del mendigo, la plegaria. Así, en la soledad más absoluta, se roba y se suplica. Eso es escribir.
Eso me apliqué a mí mismo cuando comprendí que escribir era, antes que nada, una extralimitación, una operación de desobediencia y desorden: traspasar las lindes del idioma porque la lengua no es un modo de propiedad privada. Por eso, me atreví a repasar una y otra vez el mundo con palabras aún no vencidas del todo, palabras que oí o leí y que, nada más sonar, ya no tienen dueño legítimo. Basta con alargar la mano y tomarlas como se toma al paso la fruta de los árboles.
En otra ocasión, se me ocurrió comparar al escritor con un forajido. "Forajido": fora exitu. El que vive en las afueras. Un expulsado sin remedio. ya lo dije antes. De vez en cuando él se hace con un puñado de palabras que roba por la noche. Como esos animales nocturnos que penetran sigilosos en las granjas, entra en el mundo de los hombres, las deja allí y vuelve a irse no sin antes suplicar que alguien acabe de explicarle qué quiso decir en realidad con ellas. Ese es el verdadero sentido de publicar. Y hay algo más: su oficio le sobrepasa. Él supone que elige nuevas palabras -y eso parece- pero qué va. Son siempre las mismas, bajo máscaras inesperadas. Así, poemas recién escritos convocan de nuevo versos lejanos, que reaparecen sin avisar. Cuando cae en la cuenta, comprueba no sin desazón que ha vuelto a desandar  lo que parecía que ya estaba ganado. Escribir también es desaprender.
Entonces hay que volver a las afueras, entregarse al esmero de estar perdido mientras los demás se inclinan ante intereses que él no comprende del todo. Su obstinación es otra: pesar las palabras entre los dientes e irlas aceptando según una extraña legislación que él no domina.
...

Palabra, Luz, Materia
Amando Casado
Eolas Ediciones-Universidad de León
León, 2016

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