tesoros escondidos por las horas
que en sus manos resultan sorprendentes:
pedazos de algún mar o de lagarto,
esa antigua panoplia de luthier,
una ambrosía turbia, instantes de ceniza
o el germen de algún dios .
Acumula sus sabias colecciones
tras el tibio chirrido del columpio.
***
Es hora de salir , está previsto
el reloj marca fiero la jornada.
Ella se irá a limpiar otra inmundicia,
el niño a destrozar lápiz y pelo
y el hombre a su labor de servidumbre.
Ellos lo llamarán siempre trabajo.
Estado de Noria
Ana Martín Puigpelat
Sial Ediciones
Madrid 2005
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