26.7.13

A LA QUE FALTA / LUIS MIGUEL RABANAL


A ver si lo comprendes, el cuerpo
ya no es el que ayer representaba para ti 
la impasible mesura de otro cuerpo. 
Ni el que se hacía pasar con disimulo
por aquel de más allá que preferías. 

Deja de especular que no te incumbe. 
Se te parece tanto sin ser tuyo, de tu vejez 
ha obtenido la fotocopia menos fastuosa. 
Como quien se consagra al adversario 
no te aproximes, no abandones tus labores. 

Para qué, si continúa hablándote en silencio 
y gesticulando su aversión cuando te aprestas 
a enfrentar la biografía, o era la renuncia, 
sin laberintos placenteros, sin apósitos 
para encubrir lo que desentona de la muerte. 

Se desbordarán nuestras lágrimas entonces. 
Estate atenta a las próximas señales. 
Del pelo no digamos nada, ni de esa luz 
que corroe igual que una ración de hiel 
y de arroz blanco y de narcótico. 

El cuerpo que nos gustaba si invocas 
su oscuro nacimiento y te consuelas. 
El que aplasta detrás de ti al espíritu 
levemente impúdico de la desolación 
o a su indicio aparatoso más cercano. 

Copiado de A la que falta
Autor: Luis Miguel Rabanal
Editorial Origami
Cádiz, 2013

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