Se suceden siempre los días
con desgana y ruidos,
aquí ha olvidado ya su traje inútil.
Quién será el mínimo culpable
de tanto desamor.
En Olleir, casi con seguridad,
las llamas.
Recuerda personas que no hubo,
la muñeca de hule
o la muchacha invisible.
Le crece el tiempo
sobre las rodillas, unta con betún
la exagerada tristeza.
Ella lo abraza y todo ha terminado.
Qué consuelo... Yo quisiera una así para mis semejantes mañanas.
ResponderEliminarUn placer vsisitarlo.
Es normal... Solemos tener propension a recordar cosas que nunca existieron.
ResponderEliminarEs normal.
Un abrazo, Alfaro
Desearíamos que la cadencia postrera fuera como la primigenia, cuando los recuerdos eran futuro.
ResponderEliminarMuy bueno!!
Un abrazo
"Ella lo abraza y todo a terminado"
ResponderEliminarqué sencillo parece, pero son necesarios muchos dolores...
Arrumacos para dos.
Los abrazos acaban con todo. Se dan demasiados pocos, la verdad. Y eso que se necesitan varios al día (sobre todo los lunes, no me preguntes porqué)
ResponderEliminarUn abrazo, amiga
conozco esa sensación de sucederse los días con desgana y que el desamor crezca en las rodillas.. esa especial desazón que desaparece con un abrazo..
ResponderEliminarCuando el tiempo pesa sobre las rodillas y sobre el alma, solo un abrazo nos libera de tanta incertidumbre... Si tienes quien te abrace, eres muy afortunado.
ResponderEliminarBesicos.
Me ha gustado mucho. Felicita por favor al autor de mi parte.
ResponderEliminarBesos, Alfaro.
Gracias a todos por vuestros comentarios,
ResponderEliminarBel tus palabras han sido leídas por Lm y te las agradece.
Gracias también en nombre de Luis Miguel.