LV
Contando ovejitas negras, desgracias blancas y unicornios tostados.
Las mismas frases,
las más usadas y las más terribles y resecas por lo endebles, las que no quieren desasirse ahora mismo de mi voz que no es
mi voz.
Mirar que no falten nunca,
llevármelas conmigo al último cerco.
LXXII
Espera el hijo a que comience la tarde para reunir sus pasos con mis pasos de humo, tampoco opta por enmudecer igual que ha enmudecido la vida de quien con tanta amargura lo ama.
Duele atisbar en su cuerpo dulce y enorme cómo asume que va transcurriendo la hora de estremecerse por nada.
Llega de súbito la noche y nos sorprende apenas su tibia, su bronca sinrazón con palabras no dichas.
Matar el tiempo
Luis Miguel Rabanal
Ediciones Trea
Asturias 2018
Hermoso y estremecedor.
ResponderEliminarSobrecogedor.
ResponderEliminarSobrecogedor
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